Detalle de la carretera por la cual sufrimos un poquito
EL equipo preprando la comida después de una buena pedaleadaDistancia: 44 km
Media: 10,9 km/h
Máxima: 57 km/h
Tiempo: 4 h
Otra vez llueve en la mañana, pero esto no nos impide la marcha. Ni cortos, ni perezosos nos enfundamos nuestros maillots y queriendo bajar subimos y volvemos a subir. La pendiente es progresiva y aceptable. A media mañana la lluvia ha parado y la cuesta no. En nuestra andadura hacia arriba en una curva nos topamos con 2 bikers suizos con unas bicicletas cargadas hasta los topes, con ellos intercambiamos aventuras y consejos, mientras estamos rodeados por un grupo de mujeres indígenas. Al terminar nuestra charla y retomar la marcha observamos, como el suizo corre detrás las mujeres, las cuales emiten gritos de pavor y terror en su huída. Finalmente cunado el suizo cesa en su carrera nos explica que las mujeres que las mujeres le habían tirado un palo, pero allí no acaba la cosa, pues a nosotros tb nos tiran unas piedras mientras subimos la cuesta. Hay que decir que es un hecho muy extraño ya que siempre la gente saluda y sonríe a nuestro paso. Después de mucho subir tb gozamos de alguna bajada en mitad de la cual hicimos una parada para comer nuestro 1r pollo del viaje (nos esperan muchos pollos, frijoles y arroz). La primera etapa transcurre a unos 2000m y el paisaje es verde con mucho pino en unos amplios valles.
En la tarde la lluvia vuelve a mojarnos, así qu en un pueblito decidimos poner fin a la pedalada y probar la hospitalidad d los lugareños. La señora no está muy convencida de acoger a un vasco y un catalán, pero al final nos da un voto de confianza a pesar de nuestras pintas. Ponemos la tienda encima del hormigón y con esa total comodidad pasamos nuestra primera noche. Antes de ir a dormir unos locales nos invitan a su agradable plática y a su insufrible posh (bebida mega-alcohólica)
Media: 10,9 km/h
Máxima: 57 km/h
Tiempo: 4 h
Otra vez llueve en la mañana, pero esto no nos impide la marcha. Ni cortos, ni perezosos nos enfundamos nuestros maillots y queriendo bajar subimos y volvemos a subir. La pendiente es progresiva y aceptable. A media mañana la lluvia ha parado y la cuesta no. En nuestra andadura hacia arriba en una curva nos topamos con 2 bikers suizos con unas bicicletas cargadas hasta los topes, con ellos intercambiamos aventuras y consejos, mientras estamos rodeados por un grupo de mujeres indígenas. Al terminar nuestra charla y retomar la marcha observamos, como el suizo corre detrás las mujeres, las cuales emiten gritos de pavor y terror en su huída. Finalmente cunado el suizo cesa en su carrera nos explica que las mujeres que las mujeres le habían tirado un palo, pero allí no acaba la cosa, pues a nosotros tb nos tiran unas piedras mientras subimos la cuesta. Hay que decir que es un hecho muy extraño ya que siempre la gente saluda y sonríe a nuestro paso. Después de mucho subir tb gozamos de alguna bajada en mitad de la cual hicimos una parada para comer nuestro 1r pollo del viaje (nos esperan muchos pollos, frijoles y arroz). La primera etapa transcurre a unos 2000m y el paisaje es verde con mucho pino en unos amplios valles.
En la tarde la lluvia vuelve a mojarnos, así qu en un pueblito decidimos poner fin a la pedalada y probar la hospitalidad d los lugareños. La señora no está muy convencida de acoger a un vasco y un catalán, pero al final nos da un voto de confianza a pesar de nuestras pintas. Ponemos la tienda encima del hormigón y con esa total comodidad pasamos nuestra primera noche. Antes de ir a dormir unos locales nos invitan a su agradable plática y a su insufrible posh (bebida mega-alcohólica)
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